«Saúl vistió a David con sus ropas militares, le puso un casco de bronce en la cabeza y lo cubrió con una armadura. David se ciñó la espada sobre sus ropas militares y trató de caminar, pues no se las había probado antes. Entonces David dijo a Saúl: «No puedo caminar con esto, pues no tengo experiencia con ellas.» David se las quitó, y tomando su cayado en la mano, escogió del arroyo cinco piedras lisas y las puso en el saco de pastor que traía, en el zurrón, y con la honda en la mano se acercó al Filisteo» 1 Samuel 17:38-40.
David rechazó la armadura de Saúl y no porque no fuera útil sino porque no podía usarla, no había practicado y se sentía incómodo. Cuando David subió al trono de Israel aprendió a usar su propia armadura con confianza pues la usaba a menudo. La Biblia narra que ganó batallas contra ejércitos que no hubiese ganado con una honda y cinco piedras.
Efesios 6:11-12 dice: “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo…»
Dios nos ha dado la armadura del Espíritu y nosotros muchas veces la despreciamos porque no sabemos cómo usarla. Hemos visto a otros usarla pero no hemos practicado y por lo tanto nos sentimos «torpes».
Te sientes incómodo con la armadura? Sientes que ni puedes caminar con ella pues no has tenido experiencia? Que ése sea uno de nuestros propósitos principales para el próximo año.
VIDA PLENA 